El día de hoy tuve la fortuna de presenciar una Masterclass de esta famosa soprano estadounidense en el Teatro de las Artes del INBA. Fue una experiencia enriquecedora en los que reflexioné algunos aspectos tanto del canto como de la pedagogía.
Todos los cantantes que interpretaron un aria de ópera para ser corregidos por la Señora Fleming, tenían talento, sin embargo, había unos que parecían tener más talento que otros.
En primera, Renée trató a todos por igual, es decir, no demeritó a unos más que a otros; simplemente hizo correcciones en donde debían hacerse y lo más sorprendente es que funcionaron, tanto en los muy talentosos como en los que no “parecían serlo tanto”.
Esto me trajo a pensar en la importancia de la gentileza con la que un maestro debe tratar a sus alumnos. Finalmente, todos somos seres humanos y más si se trata de arte, tenemos que saber que nuestra sensibilidad está a flor de piel cuando hacemos una audición o nos dejamos en manos de un profesional. Considero realmente importante concientizar el hecho de que está en nuestras manos como maestros, que un alumno pueda decidir dejar el canto por un comentario mal intencionado de nuestra parte.
Otra de las cuestiones que me resultaron sorprendentes es justamente que todas las observaciones y/o ejercicios que aplicaba a los cantantes funcionaron exitosamente en el momento. Esto quiere decir, que no importa que tan talentoso sea alguien; algunas personas tardarán quizá un poco más en aprender algo, pero es cuestión de aplicar el ejercicio adecuado para tener logros. Obvio también es imprescindible la buena disposición de ambas partes.
Fueron 5 participantes, 4 mujeres y 1 hombre quienes cantaron. En general, todos apoyaban bien con su diafragma aunque a varios de ellos, les sugirió aligerar su voz. Los cantantes de ópera a veces, suelen dar mucho peso a la voz porque esto resulta en un sonido más “impresionante, más vibrado y oscuro” pero a la hora de querer proyectar en un teatro grande, esto resulta contraproducente porque la voz no viaja tanto de esta manera. Es necesario usar una voz más ágil y ligera a través de la resonancia y no del empuje del aire con nuestro diafragma: más claramente, si queremos tener volumen en un teatro en donde no usaremos micrófono, no debemos de gritar (equivalente a empujar mucho aire con fuerza desde el diafragma), debemos buscar excitar nuestros resonadores de la cara a modo de bocina para que el sonido viaje muy lejos.
Todas las observaciones de la maestra Fleming estaban dirigidas a la sanidad de la voz y a la expresividad como objetivo último. Recalcó la importancia de conocer el significado de la letra de nuestras canciones así como el contexto de la historia. Mencionó que hoy en día, es requisito indispensable que los cantantes de ópera también sean actores y que para ello es crucial masterizar la técnica vocal para poder abordar los aspectos histriónicos que a su vez, estos pueden ayudarnos a olvidarnos y descentralizarnos de la técnica vocal.
A título personal me sentí orgullosa de mi misma pues he adquirido con la experiencia un oído agudo que a la par, fue capaz de notar lo que la maestra Fleming corregía, y en cuanto a mis compatriotas, me siento también muy orgullosa de los participantes quienes mostraron tener buenas bases y disposición. ¡ Bravo !

Músico, profesor y entusiasta del conocimiento. Estudié en el Conservatorio Nacional de Música y actualmente también soy escritor, diseñador gráfico y varias cosas más.
Me gusta mucho pasar tiempo con mi familia y jugar Dota 2 con los amigos por las tardes.
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